miércoles, 16 de junio de 2010

Josimar, 24 años después

Una anomalía rodeaba a Brasil. Bajo un fútbol y una cultura en donde los laterales son parte natural del juego ofensivo, los laterales derechos habían acumulado una deuda que con Cafú entre medias aún no se había saldado. Hasta ayer. Tras 24 años, un lateral derecho volvía a ser goleador en una Copa del Mundo. Ayer, Maicon actualizó ese logro y con ello recuperó a Josimar.

Que Josimar Higinio Pereira tuviera inscrito su nombre en la historia de Brasil se debe, como muchas veces, a una mezcla de méritos propios y de casualidades ajenas. El lateral vio su participación en México 86 con tanta sorpresa que en un primer momento pensó que se trataba de una broma. Y no sólo fue inesperado para él, sino también para la mayoría. Con dos nombres que en principio se anteponían, Leandro y Edson, el concurso de nuestro lateral era imprevisto. Pero Josimar, de 24 años, vio cómo Leandro no viajaba a México por discrepancias con su seleccionador mientras que Edson sufría el infortunio de una lesión. Ahí estaba él, bajo un foco mundial donde mostrar sus cualidades tal y como venía haciendo en su club, el Botafogo.

Y no desaprovechó esta oportunidad para asombrar con sus misiles con la derecha. Como el que incrustó el balón en la escuadra de Irlanda del Norte en el último partido de la primera fase, el primero de los dos goles que vería el Estadio Jalisco de Guadalajara. Y llegaron los Octavos de Final frente al Polonia, a donde se remonta este pequeño recuerdo, este pequeño capítulo en la reciente historia canarinha. Fue una cabalgada, un acto de osadía y fe en donde pisó área, apuró y cuando no se esperaba el balón salió rabioso y directo a la portería polaca. Sí, casi un calco al gol de ayer de Maicon, lo que eleva el gol contra Corea del Norte a casi homenaje. Y aún se podría haber redondeado más el hecho si en lugar de ser 15 de junio hubiera sido 16 (fecha de ese Brasil-Polonia).

Esos dos tantos en México fueron los únicos que finalmente cosechó Josimar con Brasil en 16 internacionalidades. Tras el Mundial prosiguió en el Botafogo tras unas tensas relaciones que venían de atrás y que no duraron mucho más. En el 88 dio el salto España, al Sevilla, en una experiencia de un año. Tras ello, una sucesión de equipos adornaron su carrera. Y hoy lo vemos de nuevo en el Botafogo, esta vez como miembro del cuerpo técnico. Sin duda, éste era el Mundial propicio para encontrar sucesor a Josimar, con Maicon y Dani Alves como inmejorables candidatos. El del Inter se llevó el premio y, nosotros, el recuerdo de unos de los muchísimos capítulos en la Historia de los Mundiales.

lunes, 14 de junio de 2010

Green, su fallo y distracciones

Robert Paul Green se ha convertido en el nombre de esta Copa del Mundo. En el alimento ideal y propicio para esa prensa inglesa sensacionalista, esos tabloides que buscan la fatalidad ajena para el beneficio propio. Una burla, un desprecio incluso, que omite muchos pequeños debates. ¿Cómo no se consigue que Gerrard y Lampard se compenetren? ¿Cómo el gran goleador inglés, Rooney, debe abandonar el área para casi vestirse de centrocampista? ¿Cómo no hay alternativa mejor para la izquierda que Wright-Phillips? Muchos detalles, muchos matices ocultos. Para qué moderar la críticas y extender responsabilidades si Bob Green lo ha puesto tan a huevo.

No puedo dejar de preguntarme por qué todo el mundo recordará el fallo en el 1-1 y no su acierto para evitar el 1-2. O por qué nadie culpará a Heskey por fallar ante Howard con la misma saña con la que se culpa a Green. Sí, ya sé cómo está montado el fútbol, ya sé que el puesto de portero es especial. Pero aunque predique por el desierto mantendré firme la convicción de que nadie debe cargar con más responsabilidad de la justa, ni que otros se vayan de rositas.

Inglaterra no empató por Green. O mejor dicho, no empató sólo por ello. Empató porque Gerrard y Lampard jugaron más retrasados de lo normal, desnaturalizados y perdiendo la influencia de sus clubes. O porque Wright-Phillips fue el elegido para atacar por la izquierda, mostrándose en esa banda como un jugador ortopédico. O porque relacionado con lo del mediocentro, el mejor atacante de Inglaterra debió hacer lo suyo además de armar el juego. Son muchos los factores que condicionan el desarrollo de un partido, unos más evidente y otros menos. Por ello defiendo hoy a Green, porque uno se harta de que un portero sea ridiculizado mientras que los medios que no crean juego o los delanteros que arruinan ocasiones pasen de puntillas. Que cada uno se haga responsable de lo suyo, ni más ni menos.

jueves, 10 de junio de 2010

Francia debate sobre su apariencia

Ya estamos, ya llegó. Es la víspera del comienzo del Mundial y cuatro selecciones esperan para inaugurarlo. Sudáfrica, la anfitriona que siente la cita como una fiesta pero también como una oportunidad con un plus de responsabilidad por ese rango que posee. México, que de la mano de Aguirre apuesta por la posesión, la elaboración, jugando siempre en campo contrario y cuyo peligro puede ser acumular ocasiones y méritos y carecer de acierto y goles. Uruguay, lejos de ser candidata real pero que mantiene vivo el espíritu y el orgullo charrúa con un Forlán hambriento. Y Francia, ay Francia. Pero sobre todo, ay Domenech.

Han sido días de debate en torno a les bleus. Debate futbolístico afortunadamente, lo cual siempre resulta enriquecedor. El motivo, saber bajo qué sistema y qué jugadores empezaría Francia a defender su status de selección grande. Jugadores que entran y salen de la alineación y con ello, sistemas tácticos que pueden variar. Hasta ahora, Raymond Domenech se había fiado del 4-3-3, una vez superada la Fase de Clasificación, en los tres partidos preparatorios, pero China y su victoria sembró la sombra de la duda y la oportunidad del cambio. Una derrota ésta de Francia perturbadora para una autoconfianza que ya se podía suponer bajo mínimos, con jugadores además que no acaban de convencer, caso de Govou.

En cuanto a los jugadores y las preguntas al respecto, una frase unánime: "El entrenador elige cómo jugar y nosotros debemos adaptarnos a ello". Así lo expresó Alou Diarra ante la opción de emplear un 4-2-3-1, añadiendo que "sin decir que el 4-3-3 sea mejor sí necesitamos un tiempo para adaptarnos a ese posible cambio". Con el Mundial ya encima, es decir, precisamente sin tiempo, parece muy arriesgado cambiar ahora de sistema. Domenech confesó que la opción de variar el sistema era real y admitía una preocupación en torno al 4-3-3: "Con él somos más ofensivos, pero si no lo desarrollamos bien nos puede hacer vulnerables." Parece que al final tras dudas, incertidumbres y reflexiones será la solución más innovadora la que tome un técnico precisamente poco ortodoxo, manteniendo el más reciente 4-3-3. Con ello, la alineación prevista sería la formada por Lloris; Sagna, Gallas, Abidal, Evra; Toulalan, Gourcuff, Malouda; Govou, Anelka y Ribery.

Al final se caerían Henry y Diaby, apuestas de muchos, uno por su ascendencia sobre el grupo y una hoja de servicios que pesaría más que su decadencia, y otro por su buen rendimiento y la consistencia que podría dar formando con Toulalan. Por lo demás, Malouda seguiría de interior en el mediocampo en lugar de extremo, lo cual ha convencido tan poco como la presencia de Govou, cuyas mejores cabalgadas en el Lyon quedan ya lejos. Esta es Francia, con sus virtudes y carencias pero, sobre todo, con sus dudas. Las dudas de la Francia futbolística sobre el seleccionador, las dudas de Domenech sobre cómo desplegar a su equipo. Y, como siempre, será el balón, cuando ruede, quien elimine interrogantes o los multiplique.