martes, 1 de marzo de 2011

La superioridad trabajada

Su triunfo antes del partido se asomaba como sorpresa, pero durante su desarrollo el Birmingham fue acumulando numerosos méritos para ganar al final el título de Carling Cup. La imagen que quedará como referencia al partido será el error tragicómico entre Koscielny y Szczesny que supuso el gol definitivo, pero tras la anécdota hubo más. Bastante más. Hubo un equipo que exprimió sus virtudes y rebajó las del rival. Un planteamiento perfectamente ejecutado por el Birmingham y ampliamente sufrido por el Arsenal. Veámoslo, comenzando por recordar la alineación de Alex McLeash:


El once ya insinúa la idea buscada. Un medio del campo concurrido, con cinco jugadores para congestionar la zona de creación del Arsenal, y una referencia destacada en Zigic. A partir de aquí, pasamos de la teoría a la práctica, mucho más estimulante. Vemos a un equipo, el Birmingham, con las líneas juntas, concentradas entre el mediocampo y la frontal de su área. Destacado detalle éste, procurando no recular nunca en exceso. Pero no sólo el equipo realizó ese posicionamiento, sino que además lo acompañó de una presión constante y grupal. Unas marcas que recaían sobre el jugador del Arsenal que tenía el balón y también hacía los que podían ser posibles receptores. Fue un partido bastante incómodo para los interiores del Arsenal. A Rosicky, Nasri o Wilshere les fueron reducidos ampliamente los espacios, incomodándoles y propiciando un Arsenal menos fluido, más atascado. En ese trabajo de todo el equipo del Birmingham, los extremos ayudaban a los laterales. Capítulo aparte merecen los interiores Gardner y, sobre todo, Bowyer, formidables en su desgaste ofensivo y defensivo.

Posicionamiento completo del Birmingham

Líneas juntas por delante de la frontal

Presión sobre la creación del Arsenal

Dos aspectos a comentar también son los siguientes. Primero, los despliegues rápidos del Birmingham en la transición ataque defensa. Esa concentración y solidaridad impedía que el Arsenal sacara provecho del contragolpe. Sin posibilidad de un toque fluido ni desbordes por velocidad los londinenses eran muy bien controlados. El segundo punto es la sobresalente labor del central Johnson. Impecable en defensa, dio una lección de anticipación durante todo el partido. Esa misma característica le hizo en ocasiones salir a mediocampo para la presión y la marca, con lo que los espacios para el Arsenal eran reducidos aún más. Además, fue Johnson quien cabeceó en primer lugar en el 0-1 de Zigic. El lateral Carr, decidido en ataque y persistente en defensa, abandonaba alguna vez la banda para meterse al centro y mantener el marcaje al rival. Esto no creaba desequilibrios gracias a esa solidaridad del equipo: Larsson, extremo de esa banda, se ocupaba de que no hubieran costuras que favorecieran al rival.

Repliegues defensivos, sin perder la concentración

Anticipaciones de Johnson, incluso hasta mediocampo

Pero no todo fue ejercicio defensivo, y esas cualidades se explotaron para el ataque. Si los repliegues defensivos fueron veloces, también lo fueron los despliegues. Pocos toques, paredes y jugadores que se mueven y se desmarcan dando dinamismo a sus acciones. Además, fue también reiterado el balón largo de Foster hacía Zigic como punto de partida de los ataques. En un partido sensacional, el delantero ganó casi todos los balones, los bajó y los jugó acertadamente a los compañeros que venía de cara. Una variante de playmaker que repartía tanto de cabeza como con los pies asistencias a Gardner y Bowyer, quienes entraban desde segunda línea.

Atrevimiento y personalidad hasta el final

Dos de los cambios del Birmingham merecen también atención. El primero fue a los 50 minutos, cuando se retiró Gardner por el chileno Beausejour. Un movimiento para refrescar el equipo y afrontar con las mejores condiciones físicas el tramo final, además de las aportaciones ofensivas que Beausejur es capaz de ofrecer. El otro cambio fue en el minuto 83, con todavía 1-1. En lugar de conformarse en el empate y la prórroga, se marchó Fahey por Martins, acentuando el talante ofensivo manteniendo, eso sí, el rigor en la defensa. Se pasó del 4-5-1 inicial a un 4-2-3-1 que podía variar también a un 4-1-3-2 cuando Bowyer se aproximaba al área gunner. Sólo hubo un momento de dificultad. Entre los minutos 74 y 80 el Arsenal consiguió desbordar al Birmingham, con múltiples y peligrosos ataques. Fue en esos 6 minutos cuando Foster cimentó su protagonismo en la Final.

Se trató de un partido espléndido del Birmingham de Alex McLeish, superando su inferioridad técnica con rigor, esfuerzo, concentración y solidaridad. Mostrándose sólido en defensa y amenazante en ataque. Un justo premio, la Carling Cup, para una destacada labor.