miércoles, 14 de febrero de 2018

El Tottenham triunfa en su empate en Turín

Un partido que apuntaba al drama puede ser consagrador para el Tottenham. Y es que huyó de la fatalidad para rehacerse a la vez que debilitaba a la Juventus. La hizo vulnerable en Turín. Al equipo que no había encajado gol en 2018 y que solo había concedido uno en los 16 partidos oficiales anteriores. Al equipo que se había puesto con un 2-0 jugoso a los 8’. Al dos veces finalista de la Champions en las últimas tres temporadas. Contra todo eso, cualquier tropezón te vuelca al abismo. Y el Tottenham tropezó. Hasta dos veces. A balón parado y de penalti. Higuaín lo castigó por partida doble y la Juventus decidió cerrarse. Seguramente lo hizo demasiado y demasiado pronto. Pero las concesiones hay que saber aprovecharlas y los de Pochettino lo hicieron. 

Del control del balón pasaron al control del juego. Descubrieron grietas en el bloque de Allegri y Buffon tuvo que socorrer a su equipo con dos paradas fabulosas a Kane. Pero a la tercera el delantero inglés no falló. Rompió a la espalda de la defensa, recortó al portero y marcó. Suyo era el primer gol a la Juve en 2018. Otra medalla para un delantero formidable, más que un goleador pero un extraordinario goleador, que tiene otras insignias recientes que relucen: máximo goleador histórico de la Premier en año natural (37), máximo goleador mundial en 2017 (56) y 100 goles en Premier. Y ya lleva 7 tantos en 6 partidos en esta Champions. 

Cuando el Tottenham jugaba para nivelar el partido la Juve pudo haberlo desnivelado en pies de Higuaín: primero en una contra y luego en otro penalti que se fue al larguero. Al delantero argentino se le mide más por sus fallos que por sus aciertos. Desaprovechó la oportunidad de sentenciar, sí, pero esa opción existía porque él mismo había encarrilado el partido con dos goles en dos disparos. La segunda parte confirmó el golpe de autoridad del Tottenham cuando Eriksen, lujoso como Dembelé, aprovechó un libre directo al que no se opuso adecuadamente Buffon. Ahí quedó este 2-2. Un empate que sabe a triunfo. Porque lo es. El Tottenham de Pochettino, un grupo pujante y talentoso, demostró también una personalidad propia de los que están preparados para campeonar. Para un equipo que en este ciclo aún busca su primer título y una aventura europea con la que presumir, lo de Turín puede ser un hito si Wembley lo ratifica.

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